Si te pidiera que pensaras en algún instrumento musical y que lo nombraras en voz alta, seguramente lo primero que vendría a tu mente tendría que ver con el instrumento que te resulta mas familiar, el que más te interesa o simplemente al más conocido para tu cultura. Probablemente pienses en guitarra, piano o batería, pero no consideres a la voz en primera instancia.
Esto no es de extrañar, ya que en nuestra concepción de instrumentos musicales la voz no entraría en dicha categoría o en todo caso, no sería la primera opción.
Hoy quiero que reflexionemos en que, más allá de que tengamos o no una habilidad musical para ejecutar instrumentos o cualidades para el canto, desde que nacemos la voz es el instrumento que siempre está presente. La voz incluso forma parte de nuestros primeros logros comunicativos, ya que es la que nos permite dar nuestro primer llanto y expresar desde un principio necesidades básicas como el hambre, el sueño o la necesidad de higiene.
A medida que crecemos y nos desarrollamos, debemos ir profundizando y entendiendo el poder de la voz. Entendemos que es un don de Dios dado para comunicarnos entre pares, pero lo más maravilloso es descubrir que nos fue dado para alabar a Dios, hablar con Él e incluso testificar de lo visto y oído.
La pregunta que se desprende aquí es:
¿Qué uso le estas dando a tu voz?
¿Tu voz es un instrumento con fines honrosos?
Al responder, ten en cuenta que la voz es ese instrumento dado por Dios para glorificarlo en cualquier etapa de nuestra vida.
“Con las primeras palabras de los niños más pequeños, y con los cantos de los niños mayores has construido una fortaleza por causa de tus enemigos.
¡Así has hecho callar a tus enemigos que buscan venganza!” Salmo 8:2
Estamos en un tiempo donde la función vocal necesita ser redimida para glorificar a Dios, sea en voz hablada o voz cantada. La fonación se trata de un instrumento poderoso para transformar, edificar, consolar, anunciar, y toda función dada por Dios para revelar su voluntad.
Hoy la invitación esta dada no solo a concebir la voz como un instrumento, sino también a conocer que hay un propósito vocal para cada uno de nosotros. el cual nos permite alcanzar fines que honran a Dios. No es sólo para algunos que tienen un timbre vocal especial, es para todos aquellos que portan el sonido de su Padre eterno. Ya sea soltando una palabra de ánimo, dando palabras de consuelo, una palabra o melodía profética. Nuevamente quiero animarte a hacer uso de tu don vocal seas cantante o no, y a expresar la buena voluntad de Jesús a través de el.
Con todo nuestro timbre, matices, tonos e intensidades alabaremos a Dios.
Nahuel Pereyra, 31 de mayo del 2025